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España realiza una apuesta fuerte por el hidrógeno verde, en un intento por descarbonizar sectores como el del transporte marítimo. Esta energía cada vez gana más adeptos para suplir al gas natural, y es que se puede obtener de una manera relativamente sencilla, a la vez que se puede almacenar. Así, también se erige como el complemento perfecto para la energía solar, eólica o hidráulica.
Estas últimas energías se pueden tildar de “estacionales”. ¿Qué pasará cuando no corra el viento o se haya puesto el sol? Ahí entraría en juego el hidrógeno verde, que permite almacenar energía de manera potencial. Sin embargo, ¿por qué es la apuesta definitiva de España? ¿Existe algún proyecto en marcha que potencie este tipo de energía? ¿El hidrógeno verde es el futuro?
Si quieres saber más, sigue leyendo.
El conducto H2Med consiste en un corredor que envíe únicamente hidrógeno verde a toda Europa. Este proyecto fue presentado por España, Portugal y Francia y se estima que esté en funcionamiento para el 2030. De igual manera, se espera que transporte dos millones de toneladas de hidrógeno verde al año, lo que representará el 10 % del total consumido en la UE.
Además, es importante saber que Enagás y otros operadores de Francia y Portugal se han sumado este proyecto y han pedido a la Comisión Europea que sea considerado como un proyecto de interés comunitario, financiado con hasta el 50 % por fondos europeos. En definitiva, lo que queda claro es que se trata de un proyecto ambicioso que cambiaría el panorama energético por completo.
Este proyecto adquiere una mayor importancia después de que Alemania se haya sumado al conducto H2Med. Así, se reforzará la seguridad energética de la Unión Europea, en un contexto en el que la crisis y la incertidumbre reinan.
España puede alcanzar una producción de entre dos y tres millones de toneladas de hidrógeno verde antes de finalice la década, lo que supondría una quinta parte de lo que demanda Europa.
Sin embargo, se estima que la península ibérica sea capaz de generar unos 33 millones de toneladas anuales en 2050, lo que le colocaría como auténtico líder. Además, tendrían capacidad para exportar hidrógeno verde una vez que se hayan satisfecho las necesidades nacionales.
España está en una situación inigualable, ya que cuenta el 20 % de los proyectos de hidrógeno renovable a escala mundial. Sin duda alguna, esta energía puede ser una gran apuesta si el conducto H2Med prospera y acaba abasteciendo a Europa.
Ya tenemos claro que el hidrógeno verde es una de las grandes apuestas de la Unión Europea y de España para conseguir la descarbonización de diferentes sectores industriales. Para ello se ha pensado en esta energía, que se lleva usando desde hace más de un siglo.
¿Se está usando ya? Sí, la respuesta es afirmativa. Sin embargo, hasta ahora se había generado a partir de combustibles fósiles que emiten CO2 a la atmósfera. Ahora se ha encontrado la manera de conseguirlo sin perjudicar al medio ambiente.
El hidrógeno verde se produce gracias a la electrólisis del agua. Básicamente, se utiliza una corriente eléctrica continua para romper las moléculas del agua en sus dos componentes básicos: hidrógeno y oxígeno. Así, nos quedamos con el hidrógeno para la obtención de energía eléctrica.
Esta electrólisis del agua se lleva a cabo con energías como la eólica o la fotovoltaica. Por ello, la llamamos verde. Sin embargo, debes saber que existen seis colores que clasifican a este elemento. Obviamente, la gris es la que utiliza combustibles fósiles, mientras que otras utilizan energía de centrales nucleares (rosa) o en función de un mix energético (amarillo).
La principal ventaja del hidrógeno verde es que se puede almacenar, logrando lo que energías como la eólica o la solar no pueden hacer. Este es uno de los motivos por el que los principales países la ven como la energía del futuro.
En líneas generales, la forma más común de almacenar hidrógeno verde es la presurización en tanques o en botellas a presión. De igual manera, se podría convertir al estado líquido si alcanza una temperatura de -250 grados. Por último, también se puede convertir en amoníaco, lo que facilitaría su transporte.
No todo son ventajas, ya que cuenta con una baja eficiencia energética. Dependiendo del proceso y de cómo se utilice, se pierde entre el 50 y 80 % de la energía consumida para producirlo. Al competir con la baterías eléctricas, cuya eficiencia sobrepasa el 90 %, deja mucho que desear.
El principal uso que se le pretende dar al hidrógeno verde no es otro que para propulsar barcos, aviones y vehículos pesados. Estos medios de transporte, por su parte, representan una gran parte de la emisión de gases contaminantes.
Como ya hemos comentado, este hidrógeno verde se puede almacenar, de manera que cuando se vuelva a mezclar con oxígeno, dará lugar a la energía.
Por ejemplo, imagina un coche eléctrico. Para moverse con esa energía, solo necesitaría una pila de combustible que mezcle el hidrógeno con el oxigeno del aire. Así, solo dejaría como residuo el vapor de agua resultante, que puede llegar a ser beneficioso para el medio ambiente.
Otro de los principales beneficios del hidrógeno verde es que no depende de metales como el litio, imprescindible para la fabricación de baterías. Así, se compensará su escasez y se logrará esa ansiedad descarbonización.
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Necesitamos nuevas alternativas a nivel energético, ya que cada vez demandaremos de una mayor cantidad de energía. El hidrógeno verde se alza con una nueva vía, por lo que se podría convertir en una oportunidad laboral inminente. ¡Fórmate y revoluciona el mundo!
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